URBANISMO E INDIANIDAD EN LA AMAZONÍA VENEZOLANA
Por: Juan Noguera
Coord. Medios del Vicariato-Amazonas
Casa de la Piedra. Atractivo turístico en Puerto Ayacucho |
El urbanismo en la Amazonía
venezolana es un fenómeno del siglo XX. Durante la colonia y el espacio de
tiempo referidos a la época de la independencia y los años republicanos surgieron
los pueblos pequeños a los que los poderes centrales asignaban una función
administrativa y que eran fortalecidos por actividades económicas como la
explotación del caucho y su comercialización con Ciudad Bolívar y con Manaos.
Estos pueblos no llegaron a configurarse como
centros urbanos en el estricto sentido de la palabra. Así surgieron San
Fernando de Atabapo, Maroa y San Carlos de Río Negro, en las márgenes los ríos
Orinoco, Guainía y Río Negro. Los indígenas estaban diseminados a lo largo y
ancho de ese territorio conviviendo con la selva y desarrollando una cultura
propia, con sus idiomas como elementos dinamizadores de sus vidas.
En el siglo XX, presionados por
las formas de transporte de la época y
por los problemas geopolíticos producto de las discusiones territoriales entre
Venezuela y Colombia, se hacía necesario abrir carreteras como la que iría del
Puerto de Perico a Samariapo, salvando los raudales de Átures y Maipures y
facilitando el Laudo de la Reina
Cristina como resultado de la delimitación
territorial que había sido llevado a cabo
entre Venezuela y Colombia. De esa manera, se crea un campamento
carretero que muchos consideran como la razón por la cual surge Puerto Ayacucho
en 1924.
Hoy en día, se están dando nuevas
investigaciones que determinan nuevas hipótesis sobre la fundación de Puerto
Ayacucho. No obstante, los primeros 30 años de Puerto Ayacucho, estuvieron
marcados por signos de ruralidad. Es importante destacar que en 1933 llegaron
los Padres Salesianos, con Monseñor Enrique De Ferrari, como cabeza visible.
Sin embargo, Puerto Ayacucho, en estos primeros años, fue un poblado integrado
por criollos y mestizos, a pesar de que en los dominios geográficos cercanos,
hacia las zonas selvática y de sabana, estaban los uwottüja y, entre los siglos
XVII y XVIII, en unas islas del Orinoco, cerca de donde hoy está el aeropuerto,
habían estado asentado los Atures.
Campamento a orillas del río Orinoco |
El fenómeno de urbanización de
Puerto Ayacucho comenzó en la segunda mitad de la década de los 50, entre 1954
y 1958, con el Gobernador Guzmán Guevara a la cabeza. La ciudad se modernizó
totalmente: grandes avenidas, con iluminación moderna, un muelle a orillas del
Orinoco y, si bien un avión comercial
había iniciado los vuelos en 1939, para estos años de la década del 50
aumentaron los días de vuelo.
En la segunda mitad de los años
60 comenzaron a venir los aviones turbohélice, hasta que, en 1976, exactamente
el 24 de julio, se iniciaron los vuelos con jets DC-9. La línea bandera Aeropostal siguió
sirviendo a la Amazonía venezolana desde 1939 hasta los años 90 cuando fue
privatizada. Es importante señalar que por los años 50 llegaron a Puerto
Ayacucho los jivi, conocidos
anteriormente como guahibos. Los ubicaron en la zona donde hoy está la
urbanización San Enrique: una sabana para esos años. La ciudad era muy pequeña.
Después les fueron adjudicando otros lugares, entre ellos el Alto Carinagua,
hasta que, por diligencias de la Iglesia Católica, los ubicaron en Coromoto.
Ya en los años 70 se aumenta y se
vuelve constante el flujo migratorio de indígenas a la ciudad. Desde mi
perspectiva la razón principal, fue la educación de los hijos. Tenemos como
ejemplo al uwottüja Nereo Silva, quién nos contó el impresionante itinerario
migratorio de su vida. Como él, mucha gente se movilizó y sigue movilizándose
desde sitios remotos o más cercanos de
la geografía de Amazonas hacia la ciudad, para garantizar la educación de sus
hijos. Pero ahora las razones son diferentes: la necesidad de atención sanitaria,
la imposibilidad de conseguir combustible barato y seguro, las malas
condiciones de vida en todo el espacio regional rural por falta de
electricidad, de agua potable, las telecomunicaciones no funcionan. Últimamente
tampoco circula la moneda nacional y el transporte acuático y aéreo colectivo
no funciona o es muy caro. Todo este panorama incide hoy día a que la gente
sienta la necesidad de emigrar hacia Puerto Ayacucho.
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