viernes, 25 de octubre de 2019


URBANISMO E INDIANIDAD EN LA AMAZONÍA VENEZOLANA

Por: Juan  Noguera
Coord. Medios del Vicariato-Amazonas

Casa de la Piedra. Atractivo turístico en Puerto Ayacucho 
El urbanismo en la Amazonía venezolana es un fenómeno del siglo XX. Durante la colonia y el espacio de tiempo referidos a la época de la independencia y los años republicanos surgieron los pueblos pequeños a los que los poderes centrales asignaban una función administrativa y que eran fortalecidos por actividades económicas como la explotación del caucho y su comercialización con Ciudad Bolívar y con Manaos.

 Estos pueblos no llegaron a configurarse como centros urbanos en el estricto sentido de la palabra. Así surgieron San Fernando de Atabapo, Maroa y San Carlos de Río Negro, en las márgenes los ríos Orinoco, Guainía y Río Negro. Los indígenas estaban diseminados a lo largo y ancho de ese territorio conviviendo con la selva y desarrollando una cultura propia, con sus idiomas  como  elementos dinamizadores de sus vidas.

En el siglo XX, presionados por las formas de  transporte de la época y por los problemas geopolíticos producto de las discusiones territoriales entre Venezuela y Colombia, se hacía necesario abrir carreteras como la que iría del Puerto de Perico a Samariapo, salvando los raudales de Átures y Maipures y facilitando  el Laudo de la Reina Cristina como  resultado de la delimitación territorial que había sido llevado a cabo  entre Venezuela y Colombia. De esa manera, se crea un campamento carretero que muchos consideran como la razón por la cual surge Puerto Ayacucho en 1924.

 Hoy en día, se están dando nuevas investigaciones que determinan nuevas hipótesis sobre la fundación de Puerto Ayacucho. No obstante, los primeros 30 años de Puerto Ayacucho, estuvieron marcados por signos de ruralidad. Es importante destacar que en 1933 llegaron los Padres Salesianos, con Monseñor Enrique De Ferrari, como cabeza visible. Sin embargo, Puerto Ayacucho, en estos primeros años, fue un poblado integrado por criollos y mestizos, a pesar de que en los dominios geográficos cercanos, hacia las zonas selvática y de sabana, estaban los uwottüja y, entre los siglos XVII y XVIII, en unas islas del Orinoco, cerca de donde hoy está el aeropuerto, habían estado  asentado los Atures.

Campamento a orillas del río Orinoco 

El fenómeno de urbanización de Puerto Ayacucho comenzó en la segunda mitad de la década de los 50, entre 1954 y 1958, con el Gobernador Guzmán Guevara a la cabeza. La ciudad se modernizó totalmente: grandes avenidas, con iluminación moderna, un muelle a orillas del Orinoco y, si bien un avión comercial  había iniciado los vuelos en 1939, para estos años de la década del 50 aumentaron los días de vuelo.

En la segunda mitad de los años 60 comenzaron a venir los aviones turbohélice, hasta que, en 1976, exactamente el 24 de julio, se iniciaron los vuelos con jets  DC-9. La línea bandera Aeropostal siguió sirviendo a la Amazonía venezolana desde 1939 hasta los años 90 cuando fue privatizada. Es importante señalar que por los años 50 llegaron a Puerto Ayacucho los jivi, conocidos  anteriormente como guahibos. Los ubicaron en la zona donde hoy está la urbanización San Enrique: una sabana para esos años. La ciudad era muy pequeña. Después les fueron adjudicando otros lugares, entre ellos el Alto Carinagua, hasta que, por diligencias de la Iglesia Católica, los ubicaron en Coromoto.

Ya en los años 70 se aumenta y se vuelve constante el flujo migratorio de indígenas a la ciudad. Desde mi perspectiva la razón principal, fue la educación de los hijos. Tenemos como ejemplo al uwottüja Nereo Silva, quién nos contó el impresionante itinerario migratorio de su vida. Como él, mucha gente se movilizó y sigue movilizándose desde sitios remotos o más cercanos  de la geografía de Amazonas hacia la ciudad, para garantizar la educación de sus hijos. Pero ahora las razones son diferentes: la necesidad de atención sanitaria, la imposibilidad de conseguir combustible barato y seguro, las malas condiciones de vida en todo el espacio regional rural por falta de electricidad, de agua potable, las telecomunicaciones no funcionan. Últimamente tampoco circula la moneda nacional y el transporte acuático y aéreo colectivo no funciona o es muy caro. Todo este panorama incide hoy día a que la gente sienta la necesidad de emigrar hacia Puerto Ayacucho.

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